viernes, 15 de julio de 2011

Descanso invernal

OHLALA- JULIO 2011
Las vacaciones escolares son el momento ideal para una escapada en familia; poné los ahorros sobre la mesa y no desesperes: te damos opciones para todos los bolsillos
http://www.revistaohlala.com/1387114-descanso-invernal?utm_source=FB&utm_medium=Fr%C3%ADo&utm_campaign=1387114#comentar

BARATO



MAR DEL PLATA

Disfrutá de: recorrer un circuito arquitectónico por las residencias de la Belle Époque y los chalets de principio de siglo construidos por familias porteñas, de estilo art déco francés, italiano, inglés y normando. El paseo incluye: los barrios Stella Maris, Playa Grande, Los Troncos y Divino Rostro.

Dónde parar: un hotel 3 estrellas con habitación tipo departamento con baño, desayuno bufet y cochera, cuesta $500 por noche para cuatro ocupantes ( www.hotel-benedetti.com.ar ).

Cómo llegar: en avión, con Aerolíneas Argentinas: entre $329 y $414 la ida, por persona, más impuestos (www.aerolineas.com.ar). En micro: desde Retiro operan doce compañías de ómnibus, a $148 la ida por persona, en coche cama ( www.omnilineas.com.ar ).

Más info: www.turismomardelplata.gov.ar .



COLÓN, ENTRE RÍOS

Disfrutá de: los baños en las termas de aguas dulces (www.termasdecolon.com.ar) y la magia de las palmeras yatay y otras especies del Parque Nacional El Palmar ( www.elpalmarapn.com.ar ).

Dónde parar: un departamento de dos ambientes equipado para dos adultos y dos niños cuesta a partir de $270 por noche ( www.islaformosa.com.ar ).

Cómo llegar: en micro: con Flecha Bus o San José, a $125 la ida, por persona ( www.flechabus.com.ar ; www.empresasanjose.com ).

Más info: www.turismoentrerios.com .



BUENOS AIRES

Disfrutá de: recorrer la ciudad a pie o en el bus turístico que sale de Florida y av. Roque Sáenz Peña, pagando $175 el boleto para dos adultos y dos menores de entre 4 y 12 años ( www.buenosairesbus.com ). También hay exposiciones permanentes y temporales en el Museo de Bellas Artes, con entrada gratuita ( www.mnba.org.ar ).

Dónde parar: si venís del Gran Buenos Aires o alguna provincia, hay hoteles, hostels y bed and breakfasts. Por ejemplo: el Hotel Atelier, en San Telmo (tres estrellas), ofrece habitación cuádruple a $250 por noche con desayuno, o departamento amoblado a $300 por día ( www.hotelatelier.com.ar ).

Cómo llegar: en avión: hasta el aeroparque Jorge Newbery, con Aerolíneas Argentinas o Lan ( www.aerolineas.com.ar ; www.lan.com ). En micro: las compañías de ómnibus desde todo el país llegan a la estación Retiro (www.omnilineas.com.ar). En todos los casos, los precios varían según el punto de partida.

Más info: www.bue.gov.ar .



Imperdibles

En Mar del Plata: La Villa Victoria Ocampo, en donde la escritora argentina pasaba sus veranos. A los chicos les encanta, especialmente a las nenas románticas.

En Colón : Cabalgatas, caminatas y mateadas en alguna de sus cinco playas.

En Buenos Aires: Restaurantes únicos como Pan y Teatro, en Boedo: un espacio de arte con sabor y atención afectuosa símil abuela ( www.panyteatro.com.ar ).



MODERADO



SALTA

Disfrutá de: el circuito histórico por la capital, excursiones a la zona de viñedos de Cafayate y Valles Calchaquíes, el rafting en Valle de Lerma y las visitas a las salinas de la Puna. Si sumás Tucumán, no te pierdas Tafí del Valle, sede de ruinas indígenas y jesuíticas.

Cómo llegar: en avión: con Aerolíneas Argentinas, Lan y Andes: entre $610 y $1244 la ida, por persona, más impuestos ( www.aerolineas.com.ar ; www.andesonline.com ; www.lan.com ). En micro: con Chevallier, a $531 la ida, por persona, en coche cama ( www.nuevachevallier.com ).

Dónde parar: en los hoteles 3 estrellas, el precio parte de $820 para dos adultos y dos niños, por noche ( www.wilsonhotel.com.ar ).

Más info: www.turismo.salta.gov.ar .



MENDOZA

Disfrutá de: caminatas, cabalgatas, relax en el Valle de Maipú y la deliciosa gastronomía regional. Si queda energía, un día de esquí en Las Leñas, Malargüe. Una buena opción para los chicos es visitar alguna estancia para participar de actividades rurales.

Dónde parar: hay desde hoteles súper top de cadenas internacionales, como el Hyatt, hasta confortables 3 estrellas en los que el precio para dos adultos y dos niños parte de $522 por noche ( www.hotelprovincialmza.com ).

Cómo llegar: en avión: con Aerolíneas Argentinas: entre $324 y $758 la ida, por persona, más impuestos ( www.aerolineas.com.ar ).

Más info: www.turismo.mendoza.gov.ar .



VILLA GENERAL BELGRANO, CÓRDOBA

Disfrutá de: caminatas y ascensos a las sierras para ver la ciudad en panorámico y las visitas los alrededores (La Cumbrecita está a 40 km y Calamuchita, a 50 km).

Cómo llegar: en auto: por Ruta Nacional N° 8 o N° 9 y Ruta Provincial N° 5. En avión: con Aerolíneas o Lan: entre $250 y $539 la ida, por persona, hasta el aeropuerto de Córdoba capital ( www.aerolineas.com.ar ; www.lan.com) . Luego, desde la terminal, están los servicios de buses Lep, Pájaro Blanco o Sierras de Calamuchita. En micro: con Chevallier, a $274 la ida, por persona, en coche cama ( www.nuevachevallier.com ).

Dónde parar: el precio de una habitación tipo departamento en un hotel, para cuatro personas, es de $880 por noche, con desayuno ( www.hotelbremen.com ).

Más info: www.vgb.gov.ar/turismo .



Imperdibles

En Salta: el Tren a las Nubes, a más de 4000 metros de altura: info@trendelasnubes.com.ar

En Mendoza: los viñedos y bodegas para conocer el Malbec mendocino.

En Villa General Belgrano: la Fiesta del Chocolate Alpino, con degustaciones: los días 9, 10, 16, 17, 23 y 24.



CARO



IGUAZÚ

Disfrutá de: las visitas al parque, en medios de transporte ecológicos como el tren verde. También están las Misiones jesuíticas y los Saltos del Moconá.

Cómo llegar: en avión: por Aerolíneas Argentinas o Lan: $750 la ida, por persona, más impuestos ( www.aerolineas.com.ar ; www.lan.com ).

Dónde parar: el alojamiento es de muy buen nivel, hay varios 4 y 5 estrellas y complejos de cabañas (lodges) con servicios.

El renovado Panoramic Hotel Iguazú (5 estrellas) ofrece un family plan de dos noches en dos habitaciones estándar conectadas, con desayuno, por $2472 + IVA ( www.panoramic-hoteliguazu.com ).

Más info: www.iguazuturismo.gov.ar .



PUERTO MADRYN, CHUBUT

Disfrutá de: el avistaje de la ballena franca austral desde embarcaciones que parten de Puerto Pirámides, con miradores naturales y playas.

Cómo llegar: en avión: por Andes y Aerolíneas Argentinas hasta el aeropuerto de Trelew: $703, la ida, por persona, más impuestos ( www.aerolineas.com.ar ; www.andesonline.com ). Desde allí, por tierra hasta Madryn, son 70 km.

Dónde parar: la habitación cuádruple en un 5 estrellas con desayuno cuesta $850 por noche ( www.cadenarayentray.com.ar ).

Más info: www.madryn.gov.ar .



MERLO, SAN LUIS

Disfrutá de: paseos por circuitos turísticos que incluyen arroyos, saltos y atractivos arquitectónicos, junto con excursiones a los parques Sierra de las Quijadas y Bajo de Veliz.

Cómo llegar: en auto: por Ruta Nacional N° 8 hasta Río Cuarto y luego por Ruta Provincial N° 1 (hay que recorrer 780 km hasta llegar a la villa). En micro: con Chevallier, a $327 la ida, por persona, con servicio suite de cena, auxiliar de a bordo y desayuno ( www.nuevachevallier.com ). En avión: con Aerolíneas: desde $1344 la ida, por persona, más impuestos, hasta el Aeropuerto de San Luis. De ahí, por tierra, son 187 km.

Dónde parar: la Quinta Resort, a sólo 25 cuadras de la plaza de Merlo. Tiene piscina climatizada, recreación y curiosidades como ruinas de comechingones descubiertas en su propio terreno, además de una huerta de frambuesas. La cabaña para cuatro personas cuesta $840 por día. También hay una promoción de cinco noches por $3145, o siete por $4080 ( www.laquintaresort.net ).

Más info: www.villademerlo.gov.ar .



Imperdibles

En Puerto Madryn: los pingüinos magallánicos de Punta Tombo, y las aves de la Isla de los Pájaros.

En Iguazú: la imponente vista de las Cataratas desde el Parque Iguaçu, del lado brasileño.

En Merlo: trekking, tirolesa, parapente, mountain bike, 4x4, rappel y turismo aventura recorriendo minas abandonadas.



UN LUJO



PORTILLO, CHILE Disfrutá de: salir con las tablas puestas desde el hotel directo a la montaña y usar los restaurantes de las pistas.

Cómo llegar: en avión: a Santiago con LAN o Aerolíneas Argentinas: desde US$ 260 hasta US$ 500, por persona, ida y vuelta ( www.aerolineas.com.ar ; www.lan.com ). Desde ahí, tránsfer de dos horas en auto o van, a US$ 135 ida y vuelta.

Dónde parar: el complejo tiene un hotel principal y alojamientos anexos: el Octógono, con cuchetas con baño privado, y el Inca Lodge, estilo hostel. El precio de la skiweek por siete noches alojamiento, con pensión completa de cuatro comidas diarias, acceso ilimitado a medios de elevación y uso de las instalaciones del hotel, es de US$ 3200 por persona, en base doble. Los chicos,



US$ 1300 (US$ 9000 toda la familia). Con base cuádruple en el Octógono, cuesta US$ 1650 por adulto y US$ 1300 por niño (total para toda la familia: US$ 5900; www.skiroutelle.com.ar ).

Más info: www.skiportillo.com .



DISNEY ORLANDO, EE. UU.

Disfrutá de: los atractivos de los parques con el Pase Básico Magia a Tu Manera de siete días, que incluye: una admisión por día a los cuatro parques temáticos y el alquiler de un auto compacto all inclusive por una semana.



Cómo llegar: en avión: hasta Miami u Orlando, con Aerolíneas Argentinas, LAN, Delta, TAM, Copa, American Airlines, United Airlines, Continental y Taca: desde US$ 1200 por persona, ida y vuelta (www.aa.com).

Dónde parar: el paquete que incluye los servicios mencionados ofrece siete noches de alojamiento en Hotel de Lujo Disney's Wilderness Lodge y cuesta US$ 779 por persona en el family plan de dos adultos y dos menores compartiendo habitación (www.allseasons.com.ar).

Más info: www.visitorlando.com .



BAHÍA, BRASIL

Disfrutá de: playa, piscinas, spa, comida marina y actividades diarias en un resort tropical all inclusive.

Cómo llegar: en avión: con Aerolíneas Argentinas o TAM (el vuelo está incluido en el paquete).

Dónde parar: Grand Palladium Imbassai Resort & Spa 5* se encuentra a 60 km de Salvador. Ahí, el paquete de siete noches de alojamiento, con todas las comidas libres, traslados de llegada y salida, boleto aéreo a Salvador en clase económica, en family plan (dos adultos y dos menores de 12 años, compartiendo habitación), es de US$ 1436 por persona ( www.allseasons.com.ar ).

Más info: www.embratur.gov.br .



Imperdibles

En Portillo: La piscina, el jacuzzi climatizado y el sauna del hotel, después de la nieve.

En Disney: Un día para cada parque: Magic Kingdom Park, Epcot, Disney-Hollywood Studios y Disney's Animal Kingdom.

En Bahía: la reserva proyecto Tamar de tortugas marinas, en Praia Do Forte.



Nota: los precios de los destinos internacionales están expresados en dólares estadounidenses y pueden tener modificaciones. En todos los casos, se toma Capital Federal como punto de partida.





Si te quedaste con los chicos...

También hay propuestas antiencierro para hacer planes según tu presupuesto

GRATIS (o casi)

Festival de circo: el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires prolonga su propuesta de circo a cielo abierto con Polo Circo. Hay talleres, juegos y show. Los fines de semana, desde las 17.30, en Combate de los Pozos y Juan de Garay. Gratis.

Más info: www.festivales.gob.ar .

Museos: el Museo de la Ciudad tiene exposiciones sobre el patrimonio cultural de Buenos Aires. En "Los porteños vuelven a jugar y a divertirse" pueden verse juguetes antiguos en Casa de los Querubines. De lunes a domingos, de 11 a 19, en Defensa 219. Entrada: $1 (lunes y miércoles, gratis).

Más info: www.museos.buenosaires.gob.ar .

Astronomía: en el Planetario Galileo Galilei hay Juegos Astronómicos y una Caja Solar, para observar el Sol por telescopio. También hay "Charlas audiovisuales de astronomía". En av. Sarmiento y Belisario Roldán ( www.planetario.gov.ar ), gratis.



















BARATO

Calesita: todos los barrios tienen la suya, y cada una tiene su encanto: salí de la rutina y conocé las de lugares alejados de tu casa. Los boletos se venden desde $2.

Más info: www.lascalesitas.com.ar .

Ciencias naturales: para fomentar el interés por la ciencia y el desarrollo de una conciencia ambiental, el Museo Argentino de Ciencias Naturales propone explorar la naturaleza a través de sus salas. Todos los días, de 14 a 19, en av. Angel Gallardo 490. Entrada: $5.

Más info: www.macn.secyt.gov.ar .

Jardín Japonés: el 9 y el 10, se celebra Tanabata, el Festival de las Estrellas, los Deseos y el Amor: se escriben deseos de buenos augurios en papeles que se arrojan al aire (la creencia dice que el viento se los lleva a los dioses). El 23 y el 24, un Festival de Origami para aprender el arte del papel. De 10 a 18, en av. Figueroa Alcorta y Casares. Entrada: $8 (mayores de 65 y menores de doce: gratis).

Más info: w ww.jardinjapones.org.ar .



MODERADO

Danza: El Cascanueces y las princesas encantadas, por el Ballet Metropolitano de Buenos Aires. Como parte de su ciclo "Vamos al ballet", la Fundación Konex presenta la obra de Tchaikovsky en versión para chicos. Domingos a las 11, en Sarmiento 3131. Entradas: de $40 a $80.

Más info: www.ciudadculturalkonex.org .

Talleres: para chicos de 4 a 12 años. Hay cocina, yoga, arte y la posibilidad de agregar horas de juego libre supervisadas. Desde $25 la hora, pueden combinarse varios en un día y hay descuentos para grupos. En El Castillo de Wanda (Libertad 2139, Martínez).

Más info: 4717-1267; info@castillodewanda.com.ar.

Teatro: Proyecto UPA, para bebés desde 8 meses hasta 3 años. Domingos, a las 15.30 y 16.30 (funciones diarias en vacaciones de invierno), en Mario Bravo 1239. Entrada a partir de un año: $30; menores de un año a upa: $10.

Más info: www.proyectoupa.com.ar.



CARITO

Música: la banda de rock para chicos Papando Moscas interpreta canciones de repertorio propio con música en vivo. A partir del 19, de martes a domingos, a las 16, en La Trastienda (Balcarce 460).

Entradas: desde $60.

Más info: www.papandomoscas.com.ar .

Deportes raros: el paintball es una competencia al aire libre, en la que los equipos juegan a tirarse bolas de pintura con estrategias de combate. En el campo de Florencio Varela cuesta desde $60 por persona, con todo incluido (equipos, coordinación y cien bolas de pintura).

Más info: www.area51paintball.com.ar .

Parque de diversiones: desde el jueves 14, Parque de la Costa ofrece más de setenta atracciones sumadas a espectáculos en vivo. Para quienes busquen adrenalina, llega INFIERNO 2. Todos los días, desde las 11, en Calle Vivanco, Tigre. El Pasaporte Promo cuesta $60 por persona, de jueves a domingo. De lunes a miércoles, $25. Menores de 3: gratis.

Más info: www.parquedelacosta.com.ar



Por Daniela Chueke

miércoles, 7 de julio de 2010

martes, 8 de junio de 2010

jueves, 2 de abril de 2009

TANDIL Y SUS SIERRAS


Para viajeros movedizos

Aunque la famosa piedra se cayó hace casi 90 años, la ciudad enclavada en el sistema de Tandilia ofrece múltiples variantes de excursiones por las sierras que desafían la pasión por el turismo de aventura. Pero no todo pasa por andar entre las piedras: también se puede pasear por los aires en planeadores, parapentes o en la aerosilla que asciende hasta la cumbre del cerro Centinela. Y al final de la jornada, nada mejor que un relajante spa.

Por Daniela Chueke

A simple vista, Tandil puede parecer un bello paisaje serrano, similar al de tantos otros, quizás sin mayor privilegio que el de un clima apacible. Pero eso es tan sólo a simple vista. A poco de haber llegado uno comienza a percibir cierto halo de misterio escondido entre las piedras, ese cielo transparente y el aire limpio, impregnado de un sutil aroma a hierbas que –seguro, me digo– deben ser “curativas”. Con sólo aspirar profundo, uno ya se siente bien, ¿qué otra prueba se puede necesitar?
He ahí el primer impacto placentero, especialmente si uno llega desde una gran ciudad, donde la pureza atmosférica no es precisamente cosa de todos los días.
En medio de un valle fértil rodeado de las sierras bajas del sistema de Tandilia, la ciudad está aproximadamente a 360 kilómetros de la Capital, rumbo al sudeste de la provincia de Buenos Aires. Desde su propio nombre, término mapuche que significa “Roca al caer” (tan: caído y lil: roca), construyó su identidad alrededor de un fenómeno extraño, devenido en mito: el de la Piedra Movediza, gigantesca mole de granito –se calcula que pesaba entre 300 y 400 toneladas– que pasó siglos oscilando rítmicamente sobre un cerro, sostenida en un incomprensible equilibrio, hasta que un día exacto, el 29 de febrero de 1912, se desplomó y quedó partida en tres pedazos.
Aunque el dramático final era de suponer, pocos se conformaron con la lógica, pero nada heroica explicación de que la ley de gravedad, tarde o temprano, se haría obedecer. Rápidamente empezaron a circular distintas versiones sobre el caso y todavía hoy sigue siendo tema de conversación. Quizás haya sido la vibración de las detonaciones, ruido habitual en las canteras de granito que hicieron de Tandil el principal proveedor de adoquines de la Capital. O tal vez fueron los picapedreros, gremio que solía ser fuerte como su oficio, que ya venía expresando su descontento social con una gran huelga realizada en 1911. Dicen que parte del grupo formó una especie de sociedad secreta para derribar la piedra, en repudio al turismo de clase alta que llegaba allí para verla.
Por alguna razón el lugar donde la Movediza ya no está sigue siendo un paseo atractivo para los turistas. Será por tradición, aunque si de tomar fotos se trata, un buen sustituto puede ser la piedra El Centinela, en el cerro del mismo nombre. Es seis veces más pequeña y liviana, pero al menos se la puede ver, erguida y firme, con sus 70 toneladas y 8 metros de altura. Entre sus tres puntos de apoyo se cuela la luz natural y, sí, da la impresión de estar en guardia, observándolo todo. Muy cerca de allí, el año pasado se inauguró una aerosilla para ascender a la cumbre. Durante el recorrido, de unos 700 metros, acunados por la suave brisa, se siente intensamente el aroma de los pinos. Claro, si uno lo inhala directamente desde sus copas. Desde el aire, ya olvidadas las primeras cosquillas en el estómago, también conviene apreciar las cavas de canteras abandonadas y toda la amplitud de las sierras, entre cuyas laderas rocosas surgen manantiales unidos en un pequeño espejo de agua.
En la cima, dos sorpresas: una espléndida vista panorámica del valle en el cual se encuentra la ciudad de Tandil y un parador donde se vende queso, asado y los famosos salamines tandileros. Además hay una huerta, una granja y un refugio donde es posible hospedarse.

Paseos entre las sierras
Para devotos de la naturaleza, Tandil guarda sorpresas especiales: casi todas las formas de disfrutar sus maravillosos rincones se pueden poner en práctica. En bicicleta, preferentemente una mountain bike de esas que tienen varias velocidades, se pueden cruzar los cerros hacia los viejos ramales ferroviarios –el ferrocarril llegó en 1833– y admirar antiguas casas de piedra y canteras fuera de uso.
A pie (o trekking) se pueden hacer paseos similares, con la ventaja de que siempre es posible andar con la mirada más atenta y detenerse ante cada pequeño maravilloso espectáculo de flores, pájaros y animales salvajes y saciar la sed en los arroyos y cascadas. A caballo y envehículos 4x4 se puede llegar hasta rincones más remotos aún. Pero si lo que se quiere es desatar la adrenalina, entonces hay que animarse a un vuelo de bautismo en avioneta o en planeador (desde el Club de Planeadores), o en aladelta, parapente o ultraliviano (desde el Hangar del Cielo). Si uno ama las alturas, pero no está dispuesto a despegar los pies de la Tierra, entonces tiene la opción de ascender la Sierra de las Animas, que con casi 500 metros sobre el nivel del mar es la más alta de las que rodean la ciudad. Por supuesto, la escalada en roca y rappel se practica en casi toda la región.
Para ver a los animales bien de cerca hay que darse una vuelta por Sierra del Tigre, una reserva natural de 140 hectáreas, llamada así porque originalmente la zona fue tierra de yaguaretés, felinos que hoy están en peligro de extinción.
El agua, otro requisito de cualquier vacación, especialmente en verano, está en la zona del Lago del Fuerte, creado artificialmente en 1951 a raíz de la inundación de ese año y que ahora está rodeado por un complejo de piletas municipales, restaurantes, confiterías y campings. En el lago se puede pescar, navegar, o pasear en canoas y kayaks.
El Fuerte Independencia es uno de los miradores más espectaculares pero no es el verdadero. Es un castillo morisco donado en 1923 por la colectividad española para conmemorar el primer centenario de la ciudad y está a unos mil metros del sitio original del fuerte que dio origen a Tandil. No importa, es una buena excusa para recordar algo de la historia. Tandil fue fundada el 4 de abril de 1823 por el brigadier general Martín Rodríguez quien, junto con los primeros 400 habitantes, ocupó y se asentó en tierras de los pampas. Cuando ya era un pueblo llegaron los primeros inmigrantes, españoles e italianos, algún que otro holandés. Después llegó el tren, vital para el desarrollo de aquella Argentina del siglo XIX. Fue en 1895 que Tandil fue declarada “ciudad” oficialmente. Dedicada a la explotación de las canteras, a la actividad ganadera y en algún momento a la industria metalúrgica, la región creció hasta que tuvo su universidad, en 1970.
Hoy Tandil tiene 150 mil habitantes arraigados en esa tierra de hermosos paisajes, mitos, historia... y buena comida. En la ciudad, un buen lugar para conseguir los manjares locales es Epoca de Quesos, antiguo rancho criollo manejado por tamberos de pura cepa que fabrican quesos caseros, embutidos, alfajores y mermeladas. Imposible ignorar semejante banquete, acompañado por galletas de campo, un buen tinto y soda, que viene en sifón de vidrio como los de antes.

DATOS UTILES

Como llegar: En auto: Para salir de Capital Federal (son 350 kilómetros de distancia) se toma las rutas nacionales 2 o 3, luego se empalma con las rutas 74 y 30; desde Mar del Plata y Azul, tome la ruta provincial 226. En ómnibus: El viaje dura cinco horas. Las empresas que llegan son Río Paraná (4315-0234); Costera Criolla (4313-5997).
Más Información: Dirección Municipal de Turismo de Tandil: 9 de Julio 555; Tel/fax: (02293) 432073; Casa de la Provincia de Buenos Aires: Callao 237, Capital, tel. 4371-3587, subcom@casaprov.gba.gov.ar. En Internet: www.tandilnet.com.ar; www.gruposierras.com.ar;www.gba.com.ar


http://www.pagina12.com.ar/2001/suple/Turismo/01-08/01-08-12/nota01.htm

PIPA, UN PARAISO SOÑADO





BRASIL
En la costa de Rio Grande do Norte


Aunque siempre estuvo ahí, la pequeña villa de pescadores Praia da Pipa, ubicada a 80 kilómetros de Natal, acaba de despuntar como una nueva estrella entre las playas del nordeste brasileño.


Texto y fotos:
Daniela Chueke

Con sus interminables playas encerradas entre las paredes rojizo-doradas de acantilados de más de cien metros de altura y el difuso vaivén de las orillas del Atlántico, Praia da Pipa atrajo hace diez años la atención de los primeros mochileros, jóvenes con espíritu de aventura, ecologistas e intrépidos buscadores de olas a las que desafiar con sus tablas de surf.
Por entonces no había posadas ni hoteles y los “descubridores” tenían que hospedarse en casas de nativos, descendientes de los indios potiguares. Hacia los ‘90 empezaron a construirse alojamientos, bares, paradores y restaurantes, y pronto se corrió la voz: Pipa, a sólo 80 kilómetros de Natal, se había convertido en el foco de la movida alternativa de la costa nordestina.
El rápido proceso de transformación, semejante al que experimentó la fluminense Buzios hace unos veinte años, es fácil de entender si se tiene la oportunidad de experimentar la magia del lugar. Llama la atención la gran cantidad de portugueses y argentinos que se afincaron allí, encandilados por la belleza del entorno y esperanzados ante la posibilidad de vivir una vida apacible, lejos del estrés de las grandes ciudades y cerca de los pacíficos delfines que danzan todas las mañanas en la Baía dos Golfinhos o en la laguna de Guarairas. Los extranjeros, así como muchos brasileños de todas partes del país, contribuyeron al espectacular desarrollo de la infraestructura turística que hoy se extiende desde Pipa hasta Tibau do Sul, situada a sólo seis kilómetros y un poco más tranquila. A lo largo de la ruta, con acceso a playas más amplias y silenciosas, hay una serie de resorts de categoría internacional pero construidos en estilo rústico para respetar la armonía con la naturaleza. Entre los dos poblados, al abrigo de doradas dunas, se suceden bolsones de mata atlántica y una secuencia de playas vírgenes, a las que se accede desde unas largas escaleras de 90 escalones que generalmente pertenecen a los hoteles –la entrada es libre incluso para quienes no se hospeden en ellos porque los balnearios no son privados– como Casablanca, Ponta do Madero o Village Natureza, o bien desde escaleras públicas, como en Cacimbinhas.



En ese camino, se encuentra el mayor Santuario Ecológico de Rio Grande do Norte, una reserva con vegetación autóctona y animales salvajes que se fundó en 1986 con la misión de “proteger la armonía del lugar para que pueda ser disfrutado para siempre”, según reza el folleto explicativo. A través de distintos senderos señalizados y que ofrecen distintos grados de dificultad, el caminante (lleve calzado cómodo, nada de tacos ni ojotas que puedan resbalarse) puede internarse entre la mata atlántica hasta llegar a la playa para encontrarse con los famosos delfines, centenarias tortugas marinas y peces buey, o detenerse en alguno de los miradores para apreciar la inmensidad de las bahías o escuchar el armónico canto de los pájaros al caer el sol.
Para aquellos que no trasnocharon, el día en Pipa comienza bien temprano, porque a las 7 de la mañana el cielo es completamente celeste y el sol ya brilla fuerte. Momento más que ideal para dar una larga caminata por la playa, cuando la marea está baja y la franja de arena tiene un ancho de más de 6 metros y aprovechar a broncearse sin quemarse la piel. Si piensa volver caminando conviene tener en cuenta hacerlo antes de las 2 de la tarde cuando la marea termina de subir cubriendo la playa hasta los acantilados.
También por la mañana es un buen momento para pasear en buggy a través de las playas y las dunas. Se lo puede alquilar sin chofer o contratar recorridos hasta Natal o hacia el sur, camino a Recife, pasando por cañaverales de azúcar y plantaciones de cajú a Baía Formosa, Barra do Cunhaú y la Laguna de Coca Cola (llamada así por el color ambarino de sus aguas, teñidas por las hojas de las cajueiras que se depositan en su fondo).
Como suele suceder cuando uno está de vacaciones, no hay horarios para las comidas, que las hay de todas las variedades, aunque los reyes son elcamarón y el pescado, frito, grelhado o con sabrosas salsas, generalmente acompañados con arroz, mandioca (macaxeira) o papas fritas. La cerveza, las caipirinhas y los jugos de frutas tropicales, dulcísimos y frescos, completan el festín.
Las noches de luna llena son ideales para participar de cabalgatas y fiestas en la playa, con música y fogón, emulando los luaus hawaianos. Durante las otras, los que rehúyen al sueño se la pasan en los bares o se van en procesión cuesta arriba por la Avenida dos Golfinhos –la calle principal de Pipa– hacia la Boate Kalangos, para bailar reggae, pop, rock, funk y hasta forró, el ritmo regional. Cuentan que esa danza sensual, que se baila en parejas y que suena parecido a nuestro chamamé, nació en Natal en la época de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos estableció allí una base –conocida como Trampolín de la Victoria– después de la reunión que mantuvieron el 28 de enero de 1943 en esa ciudad los presidentes Franklin Delano Roosevelt y Getúlio Vargas. Los bailes que los militares estadounidenses promovían en aquel momento eran abiertos a todas las personas. “For all”, decían ellos, y los brasileños dijeron “forró”.
Para todos. Así es Pipa, un lugar donde las olas son furiosas y la gente amigable. Un lugar donde tanto los nativos como sus habitantes más recientes están abiertos al saludo y a una charla con el visitante. Esto sucede a cualquier hora y siempre sin prisa. La consigna común a todos es “curtir”, modismo del idioma portugués-brasileño que significa “disfrutar”. Curtir la playa, una cerveza fresca con la galera (grupo de amigos) o el cielo pleno de estrellas. Curtir la vida, sin ninguna otra obligación que la de sentirse libre.



DATOS UTILES

Cómo llegar: En avión hasta Natal, al Aeropuerto Internacional Augusto Severo. Las compañías que vuelan son Varig, Transbrasil y TAM. El tramo en taxi desde el aeropuerto aPipa cuesta cerca de R$ 80,00. Otra opción es verificar si la posada u hotel elegido ofrece servicio de traslados o bien contactar a las empresas receptivas en Pipa que hacen traslados y paseos en la región (Rivatur: 084 - 94313234). En auto, siguiendo por la ruta BR-101, entrar en Goianinha y seguir los carteles de señalización hasta Praia da Pipa. También se puede llegar en buggy o en 4x4 saliendo de Ponta Negra, en Natal, por la Ruta del Sol hacia las playas Litoral Sul, pasando por Barra de Tabatinga y cruzando en balsa (10 minutos) hasta Tibau do Sul. Recuerde consultar la tabla de las mareas ya que hay momentos en que no se puede cruzar.
Moneda: La moneda brasileña es el real (R$). Su valor de cambio con respecto al dólar americano es de 2,47. Conviene cambiar en el aeropuerto de Natal, ya que en el pueblo la cotización es menos conveniente.
Alojamiento: Hay una red hotelera de mil camas que incluye desde hoteles de categoría (70 dólares la habitación doble) hasta posadas y hoteles económicos (desde 10 a 40 dólares).
Información: Oficina de Turismo de Brasil: Cerrito 1350, Capital. Tel.: 4815-8737 al 40. Página oficial de Pipa en Internet: www.pipa.com.br

http://www.pagina12.com.ar/2001/suple/Turismo/01-07/01-07-08/nota03.htm

BRASIL - EN EL ESTADO DE MARANHAO


Domingo, 18 de Julio de 2004


El océano de arena


Desde Sao Luis, capital histórica declarada Patrimonio de la Humanidad, un viaje a los Lençois, un desierto sobrecogedor salpicado de lagunas de aguas frescas y transparentes. Una región de Brasil que por años se mantuvo escondida como un preciado tesoro, tan distinta a las zonas turísticas más conocidas por los argentinos, pero, a la vez, tan brasileña como siempre.
Texto: Daniela Chueke
Fotos: Pablo Grossman
Gentileza Embajada de Brasil
Maranhao es una zona de transición entre el nordeste y la amazonia, dos de los mayores atractivos de Brasil, uno por sus extensas playas y el otro por la pasión que despierta la selva tropical. Si bien en los mapas, el estado de Maranhao forma parte de la región Nordeste, su clima, su paisaje, su historia y la capital, la isla de Sao Luis, parecen tener un carácter más amazónico que nordestino. En primer lugar por el clima, de tipo ecuatorial, húmedo, caluroso y muy lluvioso, con una temporada de precipitaciones que se extiende desde enero a abril. En segundo, por la apabullante riqueza de su vegetación y de sus aves, especialmente en la región del delta del río Paranaíba conocido como de las Américas, que al desembocar en el Atlántico forma uno de los mayores deltas del continente. La región cuenta con un poderoso imán para atraer a viajeros ansiosos por descubrir rincones inexplorados de este planeta: el parque nacional de los Lençois Maranhenses, una inmensa extensión de dunas de arenas blancas, sedosas, regada de lagunas verdes o azules, que constituye un verdadero misterio de la naturaleza y que consigue transportar a quien lo recorre a esas áreas del pensamiento en las que no queda más remedio que admitir que no existen explicaciones acabadas para el milagro de la vida o que, todavía, hay mucho de nuevo bajo el sol.
Pero antes de llegar hasta allí, hay que conocer la capital, Sao Luis.

Portuguesa y... ¿jamaiquina?
Declarada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, la ciudad de Sao Luis conforma un verdadero museo a cielo abierto, aunque no en todas partes todo lo bien conservado que merecería. Con 1.350.000 habitantes, la ciudad comienza a despertar al turismo sin estar del todo preparada, salvo por el Centro Histórico, donde un valioso acervo arquitectónico reúne cerca de 5500 construcciones de los siglos XVII a XIX, que fueron o están siendo restauradas.
Las calles estrechas y empedradas de la época imperial mantienen intacto buena parte de su diseño original, aunque parte de los secretos de la ciudad todavía permanecen ocultos. Recientemente se encontró una red de galerías subterráneas de piedra que eran usadas tanto por nobles como por esclavos.
La influencia de las colonizaciones francesa y portuguesa se percibe a cada paso en la fisonomía arquitectónica y en el estilo de vida de este pueblo. En las callecitas empinadas pueden verse las fachadas originales de los caserones revestidas de coloridos azulejos, así como los enormes ventanales en los que exhibían a los esclavos para ser vendidos. Un dato curioso es que la costumbre de azulejar los frentes se implementó, más por una cuestión práctica que decorativa, a partir de 1830, para proteger las paredes de la acción desgastante de las lluvias y, al mismo tiempo, conservar siempre fresco el interior de las casas. Estas obras de arte comparten el espacio con pintorescos locales donde se venden artesanías, en su mayoría hechas de fibra de burití, cerámica y madera. También, con un puñado de barcitos y restaurantes en los que por la noche resulta muy agradable tomarse una refrescante cerveza, una caipirinha o un trago del aguardiente local, la tiquira (no recomendable para gargantas poco templadas al alcohol), mientras se escucha excelente música. Durante los fines de semana suelen presentarse grupos en vivo, que interpretan los conocidos temas de la MPB (música popular brasilera), pero lo que abunda en todas partes es el reggae. Y según dicen los entendidos, del mejor, compuesto e interpretado por grupos brasileños que recuperan el alma más pura del ritmo rastafari. Por esta razón hay quienes se refieren a Sao Luis como la Jamaica brasileña.
La gastronomía local es sabrosa y variada, protagonizada por la carne de sol (disecada y luego cocida), el pescado, los camarones y la torta de cangrejo, acompañados por un plato típico, el arroz de cuxá (hecho con camarones molidos y hierbas que lo tiñen de verde), con postres deliciosos en base a frutas tropicales como el bacurí, el copuaçu y el helado de tapioca (con harina de mandioca). Del guaraná, infaltable, en Maranhao sefabrica una versión local muy famosa llamada Jesús, de color rosado y de sabor muy parecido a la granadina.

De ayer y de hoy
Toda la esencia de la cultura maranhense se concentra en la Casa de Maranhao, un espacio situado en la calle del Trapiche, en el centro histórico. Allí, los jóvenes guías que reciben a los visitantes cuentan la historia de una ópera popular, el Bumba Meu Boi, la mayor expresión folclórica de la región. Existen más de 300 diferentes grupos que la representan durante las Festas Juninas, con sus bailes, ritmos y trajes tradicionales, en grandes playones. El espectáculo representa una leyenda que subsiste desde la época de la esclavitud. Es la historia de un esclavo, Chico, que inducido por su esposa embarazada –con antojo de comer la lengua del buey preferido por el hacendado– se arriesga a matarlo para evitar una posible deformación del futuro bebé. Cuando el amo se entera, ordena colgar a Chico y matarlo a latigazos, pero su mujer confiesa su culpa y pide misericordia. Entonces el amo decide que perdonará al esclavo sólo si traen al buey frente a él y logran que éste resucite y baile. El improbable hecho, según cuenta la leyenda, finalmente acontece y el esclavo es perdonado, convirtiéndose el prodigio en una alegre fiesta popular que sigue emulándose año tras año.
Otro ícono de la ciudad es el Palacio de los Leones, el primer fuerte construido por los franceses, que actualmente es la residencia del gobernador. Cerca de allí, está el antiguo Convento de las Merdedes, que se transformó en un cuartel militar y que actualmente es el memorial de José Sarney, ex presidente del país.
Maranhao, antiguamente un rico estado productor de algodón, es hoy uno de los más pobres del país. Las expectativas para reactivar la economía de la región están puestas, en gran medida, en el crecimiento de la actividad turística, para lo cual se sigue impulsando el Plan Mayor de Turismo, vigente hasta el 2010. En Sao Luis, el plan llevó a remodelar varias áreas de la ciudad como el mencionado centro histórico y los alrededores de la laguna de Jansen, en la que se construyó un punto de información turística, así como un paseo costero en el que hay pistas de ciclismo, aerobismo y un playón para realizar eventos al aire libre.

Un vuelo a los Lençois
Para llegar hasta los Lençois es preciso hospedarse en Barreirinhas, un poblado de pescadores que tiene una incipiente infraestructura turística, compuesta por varias posadas y algunos locales de artesanías. Desde Sao Luis hay dos formas de viajar hasta allí: en avioneta o por una ruta intercostera (MA 402) inaugurada hace menos de dos años. El trayecto en avioneta, por supuesto, es más emocionante (aunque más caro y no apto para los asustadizos, ya que dura casi una hora). Desde el aire se puede apreciar la inmensidad de los Lençois, desde que nacen en la costa hasta bien adentro del continente.

Me pregunté por qué los llaman así (lenço quiere decir sábana y aseguran que la imagen de este desierto es el de las sábanas tendidas al sol) ya que a mí me hizo imaginar un paisaje como podría ser el de la luna.
Antes de visitarlo asistí –junto con mis compañeros de viaje– a una charla con Juliana, una bióloga oriunda de Sao Paulo, representante del Ibama, el instituto brasileño de protección ambiental. Ella nos contó que el Parque Nacional de Lençois Maranhenses fue creado en 1981 con la meta de proteger y estudiar ese ecosistema, razón por la cual se permiten las visitas únicamente en forma controlada, tanto en relación con la frecuencia como con la cantidad de turistas, a fin de no dañar el medioambiente.
El parque es inmenso, posee un área total de 155 mil hectáreas, el mismo tamaño de la ciudad de San Pablo. Pero allí en lugar de los altos rascacielos y de los millones de seres humanos en permanente vaivén, el paisaje está compuesto por dunas y más dunas móviles, algunas de más de 20 metros de altura, pero todas de arenas tan blancas que parecen talco,peinadas por el fuerte viento que sopla permanentemente ocasionado por el movimiento de las mareas. Juliana nos explicó también que aunque se lo suele llamar el Sahara brasileño, los Lençois Maranhenses técnicamente no lo son, ya que registran un índice pluviométrico anual de 1600 mm. Toda esa caída de agua ocurre en la estación lluviosa, de enero a junio, y como las napas freáticas (las que absorben el agua) no son muy profundas, se forman más de 30 mil lagunas. Tampoco se permite el acceso al parque de buggies o vehículos 4x4 ya que el peso alteraría el movimiento natural de las arenas.
El período de sequía, en que decenas de lagunas se secan, o casi se secan, comienza en julio y finaliza en diciembre. El milagro de este ciclo es que cuando las lagunas vuelven a llenarse, la vida también retorna. Peces, crustáceos y tortugas reaparecen como si jamás hubiesen salido de ahí. En la Laguna Azul, una de las más profundas, es en donde vimos la mayor cantidad de cardúmenes de pequeños pececitos, para nada tímidos: en lugar de alejarse se nos acercaban y nos mordisqueaban la piel. En cambio, en la Bonita, mucho más amplia y de aguas verdes, nuestra presencia los ahuyentaba.
Además de la extensión “desértica”, en Lençois también hay pantanos, ríos (sobre los cuales navegan las voadeiras, coloridas barcas típicas del lugar), playas y pequeños grupos de familias nativas, la mayoría de la cuales se asienta en una zona llamada Atins. Los habitantes de este lugar se dedican a la pesca y a la cría de unas pocas cabezas de ganado para su propia subsistencia. También a la recolección de cocos para vender su refrescante agua a los paseantes y, las mujeres, al tejido de bolsos, sombreros y distintas artesanías hechas con fibra de burití.
Para quienes les interese conocer un poco más de la forma de vida de los maranhenses, una actividad interesante puede ser la visita a una familia de Caburé, quienes muestran cómo fabrican en forma artesanal la harina de mandioca, uno de los alimentos básicos de la región. La mejor parte es cuando ellos invitan a los visitantes a tomar un cafezinho o un suco acompañado por un rico pastel de pubá (hecho con la harina) o una de esas bananas rosadas que cosechan en su propio jardín. En Caburé hay posadas, hosterías y restaurantes a los que los maranhenses van a pasar el día para disfrutar del almuerzo, la piscina, excursiones a los Pequeños Lençois (otra región del parque en donde las dunas son más amarillas) y hasta bañarse en el mar. Allí queda la Pousada de Paturí, un paulista ex marino mercante que, cansado de la vida agitada que llevaba, un día se “aposentó” (se jubiló), se mudó a Caburé y se casó por enésima vez con una muchacha casi 30 años menor, junto a la que ahora se dedica a disfrutar de la vida. Uno de los momentos inolvidables del viaje fue la noche que cenamos en su posada, a orillas del río, donde comimos en abundancia platos exquisitos, intentamos bailar el típico forró (el ritmo de todo el nordeste) y escuchamos chistes hasta la madrugada. Hubo muchos otros momentos para recordar, claro está. Sólo que a la distancia, viendo las fotos, cuesta entender que uno realmente estuvo allí, en un lugar tan mágico, en un lugar sin límites.



http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/turismo/9-425-2004-07-18.html

Foto: El paisaje de los Lençois, palabra que significa “sábana”. Lo llamaron así porque las dunas parecen “sábanas tendidas al sol”.

EN LA CAPITAL VACACIONES Y PASEOS MUY URBANOS


Sábado, 20 de Julio de 2002


Invierno porteño
La ciudad ha empezado a ocupar un lugar destacado en la lista de los “debo ir” de viajeros internacionales, atraídos por un cambio de moneda que los favorece. Para los visitantes nacionales y para los porteños, las vacaciones que comienzan mañana y se prolongarán hasta el 2 de agosto prometen una agenda extensa de actividades culturales y turísticas gratuitas o de muy bajo costo.



Por Daniela Chueke
Durante las vacaciones de invierno, Buenos Aires se transforma en un centro de paseos permanente. En todo momento y a toda hora hay algo interesante para hacer, algún atractivo nuevo para descubrir o un espectáculo gratuito para disfrutar.
Para quien llega por primera vez, puede resultar un tanto imponente y desafiante. Sin embargo, es una ciudad en la que resulta bastante sencillo sentirse cómodo siempre y cuando se acepte y comprenda su ritmo acelerado, los ruidos del tránsito y el desfile permanente de gente en todas partes (tres millones de habitantes en una superficie de 200 kilómetros cuadrados y 14 millones si se suma la población del conurbano bonaerense).
Para la mayor parte de sus habitantes, inmersos en el trajín cotidiano, la belleza y las atractivos porteños habitualmente pasan desapercibidos. Pero no por falta de tiempo; acaso por falta de costumbre. Buenos Aires ofrece a los porteños una invitación permanente a convertirse en viajero en la propia ciudad. Es un ejercicio sencillo, que se puede hacer solo o en compañía, mejor aún si el invitado es, precisamente, un turista, ya que el oficio de guía improvisado lo pone a uno frente a esos detalles increíbles, en los que jamás había reparado. Por ejemplo, ese esplendor de antaño, que perdura en los edificios públicos, museos, teatros y parques, integrado al destello de los grandes centros de compras, restaurantes y bares temáticos que acentúan su carácter cosmopolita. O quizás, recorrer los diferentes barrios –los viejos y los renovados– que conforman el collage de su identidad ciudadana.
Aunque hay porteños que casi nunca van a los sitios turísticos porque los consideran demasiado “for export”, en realidad son paseos muy interesantes, no sólo para llevar a algún visitante ocasional, sino también para descubrir –entre sus rincones, edificios y paredes recicladas y acicaladas para las postales– algo de sus orígenes.

Paseando y comiendo Para pasear, los circuitos turísticos tradicionales –como por ejemplo, La Boca, San Telmo, Recoleta o los Bosques de Palermo– se pueden recorrer junto con los guías gratuitos que ofrece la Subsecretaría de Turismo. Pero también hay varios y originales paseos, como el de subirse a un viejo tranvía. Aunque este popular medio de transporte desapareció hace años, actualmente funciona una única línea de carácter turístico. Puede utilizarse los días festivos, de 15.00 a 20.00 horas y los sábados y domingos de 10.00 a 13.00 horas. Inicia su recorrido en la intersección de las calles Emilio Mitre y José Bonifacio, en el barrio de Caballito.
Hasta fin de julio se realizarán cuatro grandes ferias en Buenos Aires: Ayudar está de moda (a beneficio de la Casa Cuna), ArteBA (ambas terminan hoy), Del Libro infantil y la tradicional Exposición de Agricultura y Ganadería (ver recuadro).
A la hora de comer, en Buenos Aires todas las variantes son posibles. Desde la mejor carne y la tradicional pizza, hasta cocina étnica en locales muy fashion, como los que se concentran en la calle Báez, del barrio de Las Cañitas, o en los de aires neoyorquinos, donde comenzaron a instalarse los nuevos focos vanguardistas de la cultura, el arte y la moda: Palermo Soho (alrededor de la plazoleta Cortázar) y Palermo Hollywood (Honduras, pasando la avenida Juan B. Justo, alrededor de los estudios de América TV). Junto al río, el complejo de Puerto Madero es otro paseo a tener en cuenta para un domingo soleado, no sólo por sus restaurantes de primer nivel, bares, cines y yacht club, sino para visitar el Hotel de Inmigrantes, que funciona como museo. También a lo largo del Río de la Plata, pero un poco más popular, se extiende la Costanera Sur, sitio ideal para comer bien y barato en alguna parrilla, tomar sol o andar en bicicleta por la Reserva Ecológica o visitar la escuela de arte y el Museo de la Cárcova, donde se pueden ver réplicas de algunas famosas obras de arte, como la escultura en tamaño original del David de Miguel Angel, y antes o después, comer en la encantadora parrilla bajo los centenarios árboles del jardín del museo, allí donde termina la calle Brasil.



http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/turismo/9-92-2002-07-27.html